LA EPOPEYA DE GILGAMESH TABLILLA IX

17.03.2020

Por su amigo Enkidu Gilgamesh

lloró amargamente mientras recorría la estepa:

«¿He de morir, y no seré entonces como Enkidu?

La pena ha entrado en mi corazón.

»Temo a la muerte, y por eso ando errante por la estepa,

para encontrar a Uta-napishti, hijo de Ubar-Tutu.

En el camino, viajando deprisa,

llegué una noche a un paso de montaña.

»Vi algunos leones y mi temor aumentó,

levanté la cabeza a la luna en oración,

a [Sîn, la] lámpara de los dioses, fueron mis súplicas:

"Oh Sîn y,] guárdame sano y salvo"».

[Esa noche] se acostó, después se despertó de un sueño:

en presencia de la luna se alegraba de la vida,

blandió el hacha en su mano,

sacó [el puñal de] su cinturón.

Como una saeta entre ellos cayó,

golpeó a los [leones,] los mató y los dispersó.

Se cubrió con sus pieles, comió su carne.

Gilgamesh [cavó] pozos que antes no existían,

bebió el agua mientras perseguía a los vientos.

Shamash se preocupó, y haciendo una reverencia,

habló a Gilgamesh:

«Oh Gilgamesh, ¿adónde vas errante?

La vida que buscas nunca la encontrarás».

Gilgamesh dijo así al héroe Shamash:

«Después de andar errante, de recorrer toda la estepa,

¿cuando entre en el Mundo Inferior será el descanso escaso?

Yaceré allí durmiendo a lo largo de los años.

»Que mis ojos vean el sol y se sacien de luz.

La oscuridad está oculta, ¿cuánta luz queda?

¿Cuándo pueden los muertos ver los rayos del sol?»

Llegó a las montañas gemelas de Mashu,

que guardan cada día al [sol,] naciente

cuyas cumbres [soportan] el tejido del cielo,

cuyo pie desciende hasta el Mundo Inferior.

Custodiaban su entrada hombres-escorpiones,

cuyo terror era temor, cuya mirada era muerte,

cuyo fulgor era aterrador, abrumando las montañas;

al alba y al ocaso custodiaban el sol.

Gilgamesh los vio, se cubrió el rostro con miedo y temor,

después se recuperó y se acercó a su presencia.

El hombre-escorpión llamó a su compañera:

«El que ha llegado hasta nosotros, carne de los dioses es su cuerpo».

La compañera del hombre-escorpión le respondió:

«En él hay dos tercios de dios, y un tercio humano».

El hombre-escorpión llamó,

diciendo una palabra [al rey Gilgamesh,] carne de los dioses:

«¿[Cómo has llegado hasta aquí,] después de tan largo viaje?

¿[Cómo llegaste hasta aquí,] para estar en mi presencia?

[¿Cómo has cruzado los mares,] cuya travesía es peligrosa?

quiero saber acerca de tu [viaje].

»donde se ha vuelto tu [rostro,]

quiero saber [acerca de tu viaje].

«[Busco] el [camino] que lleva a mi antepasado, Uta-napishti,

que asistió a la asamblea de los dioses y [encontró la vida eterna:]

de la muerte y la vida [me dirá el secreto]».

El hombre-escorpión abrió su boca [para hablar,]

diciendo a [Gilgamesh:]

«Nunca [hasta ahora,] oh Gilgamesh, hubo [nadie como tú,]

nunca nadie [recorrió el camino] de la montaña.

»Durante doce dobles horas su interior [se extiende,]

la oscuridad es densa, y [luz] no hay.

Para la salida del sol, para la puesta del sol.

»Para la puesta del,

enviaron,

Y tú, ¿cómo harás?

¿Irás en?»

«Por el dolor

Por la escarcha y por el sol [mi rostro se ha quemado].

Por el agotamiento

Ahora tú»

El hombre-escorpión [abrió su boca para hablar,]

[diciendo una palabra] al rey Gilgamesh, [carne de los dioses:]

«Ve, Gilgamesh,

Que las montañas de Mashu [permitan tu paso].

»[Que] las montañas y las colinas [velen por tu camino].

Que [ellas te ayuden] con seguridad [a continuar tu viaje].

[Que] la puerta de las montañas [se abra ante ti]».

Gilgamesh [oyó estas palabras,]

lo que [el hombre-escorpión] le dijo [él se lo llevó al corazón,]

[tomó] el camino que lleva al dios sol

Al cabo de una doble hora,

la oscuridad era densa, [y [luz] no había:]

no [le dejaba ver tras él].

Al cabo de dos dobles horas,

la oscuridad era densa, [y [luz] no había:]

no [le dejaba ver tras él].

Al cabo de tres dobles horas,

[la oscuridad era densa, y luz no había:]

[no le dejaba ver tras él].

Al cabo de cuatro dobles horas,

[la oscuridad] era densa, [y luz no había:]

no [le dejaba ver tras él.]

Al cabo de cinco dobles horas,

la oscuridad era densa, [y luz no había:]

no le dejaba ver tras él.

Al [llegar a] seis dobles horas,

la oscuridad era densa, [y [luz] no había:]

no [le dejaba ver tras él].

Al llegar a siete dobles horas,

la oscuridad era densa, y [luz no] había:

no le dejaba ver tras [él].

Al cabo de ocho dobles horas avanzaba deprisa,

la oscuridad era densa, y luz [no había:]

no [le dejaba] ver tras él.

Al cabo de nueve dobles horas el viento del norte,

su rostro.

[La oscuridad era densa, y] luz [no había:]

[no le dejaba] ver tras él.

[Al] llegar a [diez dobles horas,]

estaba muy cerca.

[Al llegar a] once aún quedaba un viaje de una doble hora,

[al cabo de doce dobles horas Gilgamesh llegó] antes que el sol.

había resplandor:

marchó derecho, en cuanto los vio, a ... los árboles de los dioses.

Un árbol de cornalina tenía fruto,

colgaban racimos de uvas, de agradable contemplación.

Un árbol de lapislázuli tenía follaje,

cargado de frutos y magnífica visión.

* * *

Ciprés, cedro,

los peciolos de sus hojas eran de piedra pappardilû y...

Coral marino piedra sasu,

en vez de espinos y zarzas [crecían] ampollas de piedra.

Tocó un algarrobo, era de piedra abashmu,

ágata y hematites

* * *

Mientras Gilgamesh caminaba por allí,

levantó [la cabeza para] mirarle.


Anónimo

Texto extraído de textos.info

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